martes, 10 de noviembre de 2009

La exquisitez de sentir energías positivas

Es curioso cómo sin darnos cuenta andamos de un lugar a otro con una predisposición determinada. Llevamos un ritmo casi eufórico de actividad, o quizás vivimos relajadamente, sin apreciar la sutileza de los pequeños detalles.

Cuando hablo de pequeños detalles, en realidad me estoy refiriendo a minúsculos detalles, tan sutiles como la suavidad de una frase alentadora, o el gesto de una acción conciliadora.

No es cuestión de tener siete sentidos, ni ser superhéroes, o algo por el estilo.

La forma de disfrutar de las vibraciones positivas es tan sencilla como simplemente desearlo. Desearlo ardientemente, y estar predispuesto en cada instante a recibir la armonía de nuestro alrededor, o quizás aportar un poco más de paz o amor a nuestro entorno.

Todo se traduce en conocernos a nosotros mismos, entender nuestro entorno, y tratar de sentirnos parte de la vida misma. Si conseguimos la unión entre nuestro espíritu y armonizar con la vida, podremos despertar los sentidos de las exquisitas sutilezas dispuestas a deleitarnos en cada momento.

Hay quien se vuelve loco tratando de analizar la vida, cuando no se da cuenta que la vida forma parte de él mismo, y que es tan compleja como sencilla.

Si tuviera la potestad de hablar sobre la Verdad, me arriesgaría a decir que la vida es esencialmente tan bella como sencilla en su comprensión. Desarrollar una íntegra vida interior es difícil por los factores de nuestro entorno, y especialmente por el miedo natural a defendernos de lo que nos rodea. Un miedo intrínseco a nuestra naturaleza animal que años atrás nos ayudó a sobrevivir, pero que hoy ha quedado obsoleto.

La vida es bella, la vida está llena pequeñas maravillas en cada rincón que nos recuerdan hacia dónde tiende nuestro ser, y hacia dónde deseamos caminar. La vida es tan sutil que sin la existencia del silencio interior jamás podremos disfrutarla.

Entender la vida, es entenderse a uno mismo, entender nuestra esencia humana, con nuestras virtudes, fortalezas, limitaciones, y aceptarnos tal y como somos, y vivir lo que vivimos, pues es el regalo que nos da la naturaleza.

Habrá días mejores, y días menos buenos, pero cada uno de ellos forma parte de nosotros, porque nosotros formamos parte de la vida.

Nosotros somos la vida, y sentirnos parte de ella nos puede llevar a la inmensidad de la felicidad.

1 comentario:

  1. Es curios, en tu anterior entrada había una pregunta que me hacía reflexionar..¿qué espera la vida de mí? nunca lo había pensado. No creo que deba esperar ella nada de mí, porque como reflejas en estas letras, la vida forma parte de nosotros. Yo me pregunto mejor ¿que espero de mí? que al fin y al cabo, estoy llena de vida. Pues eso, seguir disfrutando de los pequeños detalles, que veo y siento a menudo, y que hacen que mucho valga la pena. La felicidad es una actitud ante lo que nos rodea, en ser receptivo de esos, muchos detalles.
    Me encanta leerte, muchas letras y tu esencia estimulan mi pensamiento.
    Un saludo hombre vital.

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