Conciencia para captar la sabiduría

"¿Y qué sabe aquella persona que me aconseja comer, si es mi estómago el que está rugiendo?"

A nadie se nos ocurriría dudar que una persona tiene hambre, si le ruge el estómago, o si lleva muchas horas sin comer. Nos resulta tan obvio, que no damos importancia a todo el significado que ello implica!

Resulta que es nuestro cuerpo el que lleva varias horas de ayuno. Nadie puede entrar dentro de nosotros para verificar la sensación de tener hambre, y sin embargo, todos podríamos declarar que sabemos lo que siente si no ha comido en todo un día.

A partir de este punto debemos abrir un poco nuestra mente... ¿por qué motivo sentimos las necesidades físicas de una forma, y nos negamos a aceptar que podamos compartir otro tipo de necesidades?

Un claro ejemplo, es que prácticamente todo el mundo ha sentido alguna vez en su vida que ha estado completamente enamorado... que ha sido un amor tan especial que nadie podría adivinarlo, o sentirlo de forma igual.

El hecho de ser personas únicas, diferentes y maravillosas nos confunde con asimilar que haya ciertos procesos que puedan ser compartidos con otras personas, tales como el desamor, los impulsos e ilusiones hacia cierto tipo de vida, tener unos gustos muy determinados...

Nadie podrá encontrar jamás a otra persona que comparta sus mismos gustos, en su misma medida. Jamás podremos encajar al 100% con otra persona, salvo que decidamos abandonar una parte de nosotros mismos.

Hay quien desea dejar de ser él mismo cuando se enamora, y hay quien vive su vida enamorado de sus diferencias con el prójimo, porque le hacen único... por muy sutiles que sean en ocasiones.

¿Y a dónde quiero llegar?
Pensad ahora que cuando tenéis hambre sabéis aceptar el pan que vuestro amigo os ofrece. Pensad que si tenéis hambre, alguien podría saciaros con exquisitos platos, y precisamente pueden saber tan bien como antes porque son sabores nuevos.

Pensad que la vida no consiste en reinventar el comportamiento humano, ni pretender entender todas las leyes físicas por las cuales pasan las cosas. Nadie se siente feliz de que un enamoramiento es producto de un líquido que se mantiene en cierta zona de nuestro cerebro. Sin embargo, sí que podría ser una ilusión aceptar que millones de personas pasan por nuestras situaciones cada día, y que saber ver la realidad en el prójimo nos puede ayudar a seguir el camino.

Id a dar una vuelta... observad a las personas que por ellas circulan. Entrad en la blogosfera, y leed sobre las mentes de otras personas.

En cada lugar por el que pasáis veréis todo tipo de sentimientos, emociones, y vivencias que os puedan enseñar. Sin embargo, de nada servirá que permanezcáis observándolo si no sois capaces de aceptar que podéis aprender de ellos, que pese a que seamos todos tan diferentes, en el fondo existe algo que nos mantiene fuertemente unidos, y que compartimos mucho más de lo que ven nuestros ojos...

Aprended de la gente feliz, y seréis dichosos, observad a los sabios, y alcanzaréis sabiduría, visualizad a los positivos, y vuestra vida tendrá un color más alegre, descansad en lugares espirituales, y vuestra alma se llenará de paz.

En ese momento comprenderéis la magia de la sencillez, y la capacidad para poder disfrutar tal y como somos. En ese momento, vuestro corazón alcanzará su libertad.