El efecto de la serenidad

Esta última noche ha sido totalmente diferente a las demás...

... esta noche he sentido el esbozo de la vedadera paz.

En mis últimas semanas la agitación interna, el ansia crecido de la inestabilidad, y los temores que acechan a mi vida han desaparecido...

Nada más acostarme lo sentí... esa cúpula de armonía que se deslizaba por todo mi cuerpo. No había ideas ni pensamientos concretos, sino una mística conexión a un algo que no podría definir por más que lo intentara.

Lo que sentía era encontrarme unido a algo de lo que no me quería separar. La misma sensación vivida cuando un niño se siente abrazado y protegido por una madre.

Era tal la sensación, que recuerdo haberme despertado a media noche manteniendo esa misma aura, sobre mí, acunándome mientras dormía.

Esta noche todos mis pensamientos han descansado...

No consistía en disfrutar de una emoción en concreto, sino de algo que llegaba más allá. Esa paz que tanto he añorado durante mucho tiempo... el poder sentirme yo, sentirme bien conmigo mismo, sentirme dentro del mundo tal y como debo estar, tal y como debo ser. Sentirlo todo al mismo tiempo sin necesidad de meditarlo, sino únicamente deseando mantenerme conectado a esas vibraciones.

La felicidad ha irradiado sus más espléndidos radios dentro de mí esta noche, y estoy seguro de que una amante de la serenidad que se ha cruzado por mi vida es la fuente de ello.